Érase una vez en un lugar de la Mancha, cuyo nombre no me quiero acordar, un hombre llamado don Quijote, que estaba fascinando con los caballeros andantes de la España antigua. A Don Quijote le encantaba a leer los libros sobre sus aventuras y vendió una parte de su tierra a comprar más libros sobre los caballeros andantes. Tanto de noche como de día, él ponderaba en los actos antiguos de valor hasta que él perdió su juicio.
Las hazañas increíbles de los caballeros andantes y los gigantes fueron más verdaderas a don Quijote que su propio mundo. Él creía que para su honor y el de su país, debía ser un caballero andante y por esa misma razón, vengaba todos los actos malos. Entonces, don Quijote se preparaba por la vida de un caballero andante. Sin una palabra, don Quijote de la Mancha montó su caballo fiel se llama Rocinante y salía a vengar todos los actos malos y protegera las damas.No obstante, primero fue necesario ser armado un caballero andante verdadero. Él resolvió a ser armado de la primera persona que le encontró. Don Quijote montó hasta la noche cuando vino a una venta.
Enfadaba del disturbio, don Quijote dio un golpe al hombre. Los otros huéspedes, se despertaron del ruido, empezaron a lanzar las piedras a don Quijote. El ventero paró las piedras, pero tuvo ganas de estar terminado de su huésped inusual. Como un resultado, en una ceremonia breve, él fingió a armar don Quijote y le avisó a revolver a La Mancha y traer un poco dinero, algunas camisas limpias, y un escudero a llevarlos.
Realizado por : Miguel y Antonio.
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